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4.7.10

Con todo lo que tenía pagué el libro de Andrew Wyeth que me había calentado.
En la calle la culpa me caminaba ante el acto consumado, sentía que algo importante les había quitado a mis pequeños hijos, otra semana de arroz, me decía mientras acariciaba el libro. Nunca vas a aprender… con lo que te costó ese libro ¿sabés los timbos que te habrías comprado? -recriminaba mi pié derecho.
Hoy agradezco aquel acto irracional que me arrastró a semejante gasto. Durante años estudié meticulosamente las reproducciones del libro, con frecuencia vuelvo como quien vuelve a las fuentes a calmar la sed.
No quiero decir con esto que todos los que miren a Andrew Wyeth sentirán algo parecido, pienso que cada uno debe encontrar sus alimentos.

Pasó el tiempo, olvidé el precio del libro, según Paéz eran papelitos con un número y el retrato de un prócer, quienes me dieron la oportunidad de acercarme a mi mismo.




7 comentarios:

roberto M. dijo...

Ay, Fati, me hiciste verme a mi mismo, lo que contás nos pasó a todos, cro yo, (no me digas que ese cheque venía de la calle Piedras...o Salta...o Venezuela!!!!)
Bueno, Seguramente que no basta con que miremos muchas veces un libro así para pintar una acuarela como esta, además hay que tener algo más, y ahí está ese tipo llamado Luis Scafati.
Un capo.

La Pecera del Caimán dijo...

Fantástico....
Un placer verte y leerte...
Saludos de un librero, espero que poco o nada cagatintas, y que tiene una estantería sólo para libros ilustrados por usted...

Andrés Moyá dijo...

Esas sensaciones pasan de persona en persona, sobreviven a las generaciones y cruzan no solo kilómetros y fronteras, llegan asta los lugares mas recónditos de c/continente, por supuesto que cambia el gusto por esa cuestión en si, pero las ganas, la emoción, el enfado, es el mismo. En este momento un chico este pasando x la misma situación y tal vez sea su primer experiencia creyendo q solo a él le suceden estas cosas, y para consolarse dice: no puedo ser tan… en millones de idiomas distintos, pero las decisiones son dos, y a veces la vida no da revancha, entonces…

Andrés Moyá dijo...

Luis: el fin de semana estuve viendo una película que era una materia pendiente; la misma lluvia el mismo amor, creo q tu también la viste, así q paso por alto detalles y voy al grano; como imagine tus situaciones comparándolas, que bella película y que época dura que demuestra, por eso hoy en día tus publicaciones valen oro, para gente como nosotros. Las nuevas generaciones viven en una época tan distinta pero a la vez similar.
Espero q en un futuro muy lejano muy muy lejos, nuestra juventud tenga la misma madurez.
Un abrazo
Andrés

luis scafati dijo...

Querido Roberto, eran otros tiempos... dice un tango por ahí.

Los libreros son seres especiales, los cagatintas pueden vender heladeras, automóviles o libros.
Dónde está La Pecera, librería que alguna vez conocerè, un abrazo.

luis scafati dijo...

Es la vida decía mi abuela, es verdad lo que decís Andres, todos pasamos por lugares parecidos.En cuanto a que mis publicaciones valgan oro...dónde leite esa cotización??? y yo que estaba preocupado.
Un abrazo y suerte Uruguay.

Andrés Moyá dijo...

gracias URUGUAY!!!
recobró el respeto y la dignidad, eso es mas importante que el primer puesto en la Fifa.
Felicidades a paraguay por ser un obstaculo mas para este "muro" europeo.
Argentina, d estas pérdidas se aprende mucho, tienen jugadores formidables, hay q replantear.

SUDAMERICA unida para sacar la kbeza dl pozo, q no somos menos q nadie!!!!